martes, 10 de julio de 2018

Dardos marca MiniMi


Era el último día del mes de junio y restaban dos semanas para que MiniMi saliera de vacaciones. Fui por él a la escuela, acompañado del “hermano sol, antiguo y vil”. Una vez afuera, nos sentamos a esperar el transporte a casa cuando vi una camioneta repleta de propaganda política estacionarse frente a nosotros. Fue inevitable ver el rostro y leer el nombre del candidato, entonces descubrí era un viejo conocido quien aparecía en banderines, playeras y volantes impresos.

Le comenté a mi MiniMi: “Velo, es don (acá el nombre del suspirante), se está postulando para diputado. ¿Lo recuerdas?”. MiniMi, quien “deliciaba” (palabrarismo MiniMi) el bolis más megachido del mundo, hizo la clásica pausa antes de lanzar uno de sus mortales dardos, imposibles de esquivar: “…diputado… ¿Y para qué?”. ¡Patacuaz! ¡MiniMi lo había hecho de nuevo!

El dardo envenenado ¿Y para qué? rebotó en mi cabeza las siguientes semanas, hasta ayer, cuando un conocido me contó sobre la celebración del “virtual” ganador de las pasadas elecciones para gobernador, después de recibir el acta que hace constar su “avasallante” triunfo en las urnas. ¿Y eso qué? Dirá usted, con justa razón. Le cuento.

Ese domingo, por algún extraño encantamiento, apareció la maquinaria operativa y logística acostumbrada por el gobierno saliente. Acarreo en los mismos transportes de las mismas personas de mítines anteriores (preparados con itacates, porque la torta de siempre “no ajusta”, porque los llevaron desde las seis de la mañana y el “gober” electo se apareció hasta después del mediodía); los mismos operativos, pero ahora uniformados con el eslogan del gobernador electo; el mismo recinto; y el colmo (sí, adivinó), ¡las mismas tortas y refrescos! Y esto último es literal: la señora encargada de entregar las tortas era la misma de los acarreos oficiales. Mi conocido fue testigo y sé que no miente, y lo definió así: “una torta con el mismo sabor del sexenio que se va”.

Aclaro que mi conocido no milita en ningún partido, y estuvo ahí por un asunto meramente laboral, atestiguando lo que les cuento. Lo conozco, y le creo.

Después de sanarme del dardo envenenado de MiniMi, recordé una vieja “adivinanza”, que dice así: Si tiene nariz de lobo, orejas de lobo, patas de lobo, cola de lobo, dientes de lobo, y garras de lobo… ¿qué es?

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